Sí, sí, yo también he repetido el mantra.
'La verdad es que no le veo la gracia a la idea de Halloween.Es una tradición ajena, no me toca ninguna fibra, no arraiga en ningún yo infantil latente' ...aunque, bien pensado, hay algo muy atractivo : reunirse para contar historias, uno de los mejores pasatiempos de la infancia y juventud.
Entretejer las caminatas y los descansos, los umbríos recodos bajo los castañeros para contar cómo debajo de aquella roca descansan los restos del minero cuya familia huyó, tras lápidas viejas ver historias de amor rotas, encontrar restos de la hiedra sobre el muro derruido, justo donde la última sangre del siglo fue vertida.Llevar la puesta de sol a la espalda mientras angustiados escuchamos los sonidos de la tarde de invierno, cae la bruma y nada mejor que un buen fuego para reconfortar corazones angustiados. Un refrigerio, mejor algo caliente, y retomamos las historias.
(Por cierto se acerca el festival de cuentos de Los Silos: ¿tendrá terror este año?)
Y si no hay páramo, descampado o altozano soledoso, me quedo con la recomendación Neil Gayman, gran maestre de las historias, un terrorífico libro para regalar este Halloween.
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