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lunes, 14 de julio de 2008

Les Bouquinistes



He tenido la suerte en un reciente viaje a París, de tener de cicerones a mis queridos A. y R.
Tras mucho recorrer y ver, una breve parada en Saint Germain .

...A grandes males : todas las librerías cerradas, era domingo ... grandes remedios: sentarnos en una terraza, deleitarnos con el delicioso ambiente dominical, tomar una cerveza y degustar el más sublime zumo de naranja .

Tras refrescarnos de tal guisa, aliviado ya nuestro pecho del calor de la tarde y nuestra cartera de peso, proseguimos con el breve periplo por la 'rive gauche'

Allí estaban : 'Les Bouquinistes'

No sé si llamarlos libreros les hace justicia porque forman parte del paisaje clásico, del imaginario de París.

En cualquier caso, a fuer de ser sinceros, aprovechamos la oportunidad para calmar las ansias capitalistas de compras ( estuve a punto de comprar un diario de F. Castro sobre el Ché para calmar mi conciencia al respecto ;)

Aquí presento el resultado de tal dispendio :








¿Qué misterios oculta la visiblemente deteriorada copia del antiguo 'manuscrito mecanografiado'?

Y sobre todo :

¿Qué insondable locura ha nublado mi razón para emplear cinco euros en sufragar tal empresa, pudiendo haber obtenido por tal capital un'café serré' en la exclusiva terraza donde ingenuamente aligeran sus carteras entrañables turistas como nosotros ?

Lo averiguaremos todo en alguna próxima entrega.

sábado, 5 de julio de 2008

Comparaciones Sagan Asimov

Espoleado por los amigos ( F.F., al menos) que constantemente me asatean con la necesidad de volver a publicar - publish o perish, ya lo dijo M. Spivak - he recordado un borrador que tenía por ahí perdido.
Espero no estar repitiéndome.
Aclarar que no es - al menos no únicamente - la pereza la que me tiene como ausente que como todos ud. saben, es cuando más gusto, como decía el poeta : existen motivos de tipo práctico, como la lejanía física a cualquier medio de conexión.

[...]
A veces como por casualidad, vienen fogonazos a la memoria que relacionan lejanas lecturas ¿Dónde había visto esto?
¿ No se la había ocurrido a alguien aquello ya?
Eso me suena ...
Son frases que seguramente todos podríamos decir.
En uno de esos breves insight al hilo de una entrada anterior y relacionado también con la conferencia sobre divulgación científica y las palabras del Sr. Erik Stengler Larrea, he recordado dos textos de archiconocidos divulgadores en los que ambos reflejaban la necesidad de conocimiento, de la fascinación de las leyes naturales en dos personas que en este caso no han tenido la oportunidad de estudiar y han caído en las garras de la superstición.


Asimov, en uno de sus relatos que no consigo recordar - ¿Azazel quizá? - :
un taxista se pelea con alguien que insiste en dotar de alas a los ángeles porque, como muy bien sabemos, ellos como nosotros, poseen cuatro extremidades y no pretendería nadie comparar con humildes artrópodos a los inefables ángeles.


Carl Sagan en 'El mundo y sus demonios' relata la siguiente anécdota :

'...Amablemente los organizadores me habían enviado un chófer. -¿Le molesta que le haga una pregunta?[...] Y nos pusimos a hablar. Pero no de ciencia. Él quería hablar de los extraterrestres congelados que languidecían en una base de las fuerzas aéreas cerca de San Antonio, de 'canalización' (una manera de oír lo que hay en la mente de los muertos ... que no es mucho, por lo visto), de cristales, de las profecías de Nostradamus, de astrología, del sudario de Turín... Presentaba cada uno de estos portentosos temas con un entusiasmo lleno de optimismo. Yo me veía obligado a decepcionarle cada vez. - La prueba es insostenible - le repetía una y otra vez. Hay una explicación mucho más sencilla. [...] Mientras viajábamos bajo la lluvia me di cuenta de que el hombre estaba cada vez más taciturno. Con lo que yo le decía no sólo descartaba una doctrina falsa, sino que eliminaba una faceta preciosa de su vida anterior. Y, sin embargo, hay tantas cosas en la ciencia real, igualmente excitantes y más misteriosas, que presentan un desafío intelectual mayor... además de estar mucho más cerca de la verdad.'

En cierta medida muchos de los que están fascinados por las pseudociencias tienen ese sentido de la maravilla atrofiado por 'explicaciones' que no son tales. Podrían ser ganados muy bien para la causa de las explicaciones racionales.

Recomendaría este libro a todos los que necesiten sacudirse de ese invisible yugo de superstición.
Y, por supuesto, el buen humor de Asimov si además quieren alegrarse a pesar de haber perdido tanto tiempo con tonterías [...]