Flint era una ciudad olvidada en la década de 1980.La que había sido una vibrante y entusiasta zona metropolitana y cuna de la empresa más grande del mundo -General Motors- se había convertido en un malvado experimento científico de los ricos.Pregunta: ¿podemos incrementar nuestros beneficios eliminando los empleos de la gente que no solo construye nuestros coches sino que también los compra? La respuesta era sí, siempre y cuando el resto del país siguiera rabajando para poder comprar tus coches.Con lo que no contaban estos científicos locos era con que esos obreros del automóvil no solo dejarían de comprar coches una vez que se quedaran sin trabajo, también dejarían de comprar televisores, lavavajillas, radio-despertadores y zapatos. Esto a su vez causaría que las empresas que fabricasen estos productos cayeran o fabricaran sus productos en otra parte. Finalmente, aquellos que conservaban un empleo tendrían que intentar comprar los productos más baratos posibles con sus sueldos recortados, y para que los fabricantes produjeran sus artículos baratos, estos tendrían que manufacturarlos chicos de quince años en China.
Pocos previeron que eliminando una sola hebra y sacándola del tejido de la clase media pronto se desharía el tapiz entero.
Michael Moore.
Cuidado conmigo.
Por eso un momento que no ha cumplido 10 años parece ya parte del pasado, un pretérito imperfecto y ominoso. Me refiero al discurso de Michael Moore en la ceremonia de los Óscar en 2003.
La guerra del golfo de George Bush hijo parece olvidada.Obviamente es determinante en este aspecto que las consecuencias directas nos pillan lejos.
Me pregunto si no estamos viviendo también nosotros en tiempos ficticios, como dijo Moore.
Tiempos donde un gobierno elegido democráticamente es dirigido de forma pública, notoria y ostentosa no solo por gobiernos extranjeros, sino por los intereses de corporaciones bancarias. Esto enunciado así suena a traición. Razonado parece aún peor.
Hablo de todo esto con tristeza pues de vez en cuando necesito una dosis de realidad y libros como Cuidado conmigo (Here comes trouble) de M. Moore me traen de vuelta de otros mundos.
En concreto, este discurso contra la guerra del golfo, las falsas razones para entrar en ella y recordando el -cuando menos- sospechoso proceso electoral del año 2000 en USA es muy conocido.
Otros discursos, el que abre el texto es un ejemplo, son menos conocidos y sin embargo, parecen escritos para lo que actualmente pasa en nuestro país .