Últimamente echo de menos algunos - muy apreciados - ejemplares de mi biblioteca.
No quiero señalar...pero he debido reponer los más queridos.
Y es que, para mas inri, suelo prestar los que más recomiendo, lógicamente los que más me gustan.
Buen momento para recordar estas vetustas normas, efectivas en las grandes ciudades universitarias de Salamanca y Oxford.
Adquirida en Salamanca
Adquirida en Oxford
Pues eso, los pondré colgaditos en los anaqueles y no osen pedir prestado pues obraré como el marqués de Siruela : antes regalaré que prestaré mis queridos libros. ;)
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2 comentarios:
Cierto, es lo que más rabia da, que siempre pierdes tus libros preferidos, porque son los que primero prestas.
He perdido muchos libros muy apreciados por prestarlos con generosidad.
Un detalle. Devolví un libro que me habían prestado veinticinco años o más después en el reencuentro con un viejo amigo al que había perdido la pista.
Desafortunadamente, este es un momento en que se me ha desmagnetizado el valor de los libros. Hace ya un tiempo que los adquiero solo soporte digital. En algunos momentos pienso que mi extensa biblioteca es una rémora del pasado. Mis hijas no parecen tener ningún interés en ella. No sé si algún día me desharé de ella.
Un cordial saludo.
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