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miércoles, 17 de noviembre de 2004

El abuelo Julio

Quizá no he comentado que soy un apasionado de la ciencia-ficción.Dos libros de Julio Verne - al que ahora llaman 'Jules' algunos pues nació en Francia - monumentales, en papel de biblia, encuadernados en cuero rojo con la clásica y tristemente desaparecida cinta para marcar la lectura tuvieron mucho que ver. ¿Por qué los entresaqué de los incontables de la biblioteca de mi padre? probablemente por eso, porque eran enormes y de rojo carmesí.


Las aventuras de Fideas Fog, el viaje de cinco semanas en globo, el viaje al centro de la tierra -este libro lo leí al menos seis veces -,de la tierra a la luna y su continuación, veinte mil leguas de viaje submarino ...no recuerdo tanto las líneas de argumento y detalles como la impresión de que el mundo estaba hecho para los hombres de acción cuyo conocimiento y voluntad lograban el éxito en las más increíbles aventuras. Muy probablemente contribuyó a cimentar mi futura vocación como estudiante de ciencias, más aún, mi vocación de lector impenitente. La forma en que cinco hombres sobrevivían en una isla, construyendo, creando, modelando con su energía portentosa e inteligencia infatigable en 'La isla misteriosa', donde aparece de nuevo ese príncipe misterioso que las adaptaciones para niños y películas han ninguneado y vilipendiado, el capitán Nemo, científico genial y político- ecologista 'avant la lètre' es decir, ciento cincuenta años antes de Greenpeace .


Mucho se ha hablado de las predicciones de Nostradamus, bastantes disparates por cierto, las del abuelo Julio las hemos olvidado.Cuántos de los niños que lanzaban cohetes en el patio de su casa, haciendo pruebas carga de combustible,de inclinación, de efecto borde ... futuros ingenieros soñando ser ellos los encargados de enviar a la luna aquella bala de plata sideral con tripulación internacional.


Inspiración eterna de muchos escritores de ciencia ficción, ¿podrá alguno de ellos aproximarse al número de fantásticas y aproximadas intuiciones de futuro del maestro? como dije quizá fue un catalizador de la propia creación de los inventos que predijo. Ojalá lo fuese también de la idea de una ciencia para el descubrimiento, exploración, logro fértil de la mente y no la subyugada a la idea política del momento, a la conquista.
...Con excitada curiosidad, a medida que las runas del mapa los guiaban hacia el centro de la tierra pasaba las páginas, el calor del descenso pegaba el delicado papel de cebolla del libro a sus pequeñas manos, las cuevas y túneles se suceden.Por fin el anunciado mar interior a sus ojos ¡un mar kilómetros adentro en la ignota profundidad de la tierra!... ¿se estará produciendo este milagoso descubrimiento en algún lugar del mundo ahora?, estoy seguro de ello, el Sr. Verne sigue guiándonos
a las profundidades del misterio, de la mano de la inteligencia y el corazón.