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domingo, 25 de febrero de 2007

Nuestra hora final

Aprovecho que ha aparecido en tedtalks el autor ( y también que lo he leído, claro) para comentar su libro.

Con este título el astrofísico Martin Rees nos presenta los peligros y posibilidades funestas del siglo en que estamos inmersos.

Comienza repasando cómo la "destrucción mutua asegurada" (MAD) de la bomba atómica cambió para siempre el curso de la historia, ahora teníamos en nuestras manos, para mal, nuestro destino.
Luego hay un segundo capítulo mucho mÁs inspirado sobre el progreso de la tecnología y sus saltos cuantitativos - acumulativos y por tanto predecibles con alguna certeza - y los cualitativos, impredecibles por su propia naturaleza. Parece que la idea de esta diferenciación es mucho más antigua de lo que uno podría sospechar pues el autor cita a francis Bacon haciendo esta distinción entre los descubrimientos de la antigüedad.
En varios de los siguientes capítulos avanza algo someramente entre las posibles causas de apocalipsis : nucleares, biológicos, errores de laboratorio, peligros naturales,cambio climático...- no entra exageradamente en detalles técnicos en ninguno de los casos .

Me interesa particularmente el referido a errores de laboratorio y que incide específicamente en una pregunta que hace figurar como título de uno de sus capítulos " ¿debemos frenar el avance de la ciencia? "-en este punto hace algo muy delicado y contrario a las ideas de Crick,del post anterior, suscitando una pregunta básica de nuestro tiempo y la que -para mí - es la cuestión central del libro:

"¿...será posible poner freno a las ciencias y tecnologías potencialmente amenazadoras e incluso renunciar por completo a algunos campos de la investigación científica?"

He de reconocer que estas palabras en boca de un divulgador y científico duelen e intimidan.

Duelen porque suponen para los aficionados (...entusiasmados-seguidores...) un jarro de agua fría sobre las ilusiones de un progreso constante, el mito de la ciencia como fuerza creadora y positiva que impulsa nuestra civilización hacia un futuro sin límites se arruga y deshace.
Para el ciudadano no interesado en ciencia puede supooner también una nueva era de agnosticismo , esta vez respecto a la ciencia (bueno tenía que introducir polémica en algún lado ¿no?)
Intimidan porque no las dice un lego, las dice alguien involucrado en la investigación y que - digamos - vive de ella.

Son afirmaciones que fundamenta sobre ejemplos más que desde posturas filosóficas profundas, salvo lo que llama 'la apuesta de Pascal' : por improbable que consideremos la existencia de un dios destructivo, lo racional es comportarse como si existiese - y llevar una vida devota- para prevenir un castigo infinito por un conjunto finito de acciones (no devotas) ...este principio lo aplica a los riesgos que deberíamos correr en la experimentación. La verdad es que al leerlo me he sentido entre desconcertado y defraudado. Sería deseable que hubiese encontrado otra forma de argumentación que resultase más cercana, recurrir a los infinitos nunca ha sido la forma más simple de aproximarse a un problema, tal vez es la forma de barrerlo subrepticiamente bajo la alfombra de la paradoja y llevar la discusión hacia lo metafísico.
en los últimos capítulos el hilo argumental no vuelve sobre este tema y se pierde un poco en el devenir futuro de la humanidad.
Entonces ...¿por qué recomiendo la lectura de este libro?
Primero : como decía Feynman (o era Ferm¡?) nunca subestimes el placer de escuchar algo que ya sabes. Escuchar las reflexiones sobre acontecimientos de los que lees a diario -peligro nuclear, cambio climático...) desde una perspectiva más reflexiva puede refrescar y aclarar ideas.
Segundo : el libro es una fuente genial de referencias para posibles futuras lecturas - no todos los libros lo son -. Por ejemplo la referencia a H. Moravec - ¿a alguien le suenan los moravecs y los rocavecs de Dan Simmons ?- , "The Future of Robot and Human Intelligence", el libro de J. Sulston "las grandes preguntas de la ciencia", la referencia al www.thebulletin.org, publicado por la fundación por la ciencia nuclaer de Chicago...
En fin a leer que son dos días

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mon Dieu Panta, ahora sé cómo debe sentirse Paris Hilton constantemente...
Por cierto, qué bien escribes. En serio, qué envidia. Hace siglos que yo no escribo nada.
Voy a seguir echándole un vistazo a tu blog.
Besos
Ane

wraitlito dijo...

Gracias Ane. Contando contigo - y conmigo- ya he alcanzado los dos lectores :)

Anónimo dijo...

Acabo de leer muy por encima el libro pues casi todo me resultaba ya conocido.
Le falta innovación y novedad. Al final se convierte en un pupurri de conocimientos.

wraitlito dijo...

Tienes razón : en todo el libro no encuentra ninguna perspectiva original y tampoco me convence de su tesis de abandonar ciertos campos de investigación, menos aún si la justifica con las palabras de un matemático derivado hacia la metafísica.
Saludos

Anónimo dijo...

Esta aseveración sobre lo que Jorge Reichmann llamaría autocontención me parece interesante.
Más viniendo de lo que podriamos llamar un cientifico duro.

En la página 118 trata el tema de las proyecciones de la población:

“El impacto que a largo plazo ejerza la humanidad sobre la Tierra dependerá tanto de la población como de los estilos de vida.
Una población de hasta 10.000 millones de habitantes podría ser totalmente sostenible si todo el mundo viviese en apartamentos diminutos, parecidos quizás a los hoteles de capsulas que ya existen en Tokio, y si subsistiese con una dieta vegetariana basada en el arroz, se mantuvisese comunicada electrónicamente, viajase poco y buscase esparcimiento y satisfacción en la realidad virtual más que en el consumo y el insaciable afan de viajar que actualmente prefiere el derrochador Occidente. Un estilo de vida así sería frugal en su demanda de energía y de recursos naturales, pero no tendría que ser incompatible con el progreso cultural y técnico.

wraitlito dijo...

No conocía ni las afirmaciones ni al propio Jorge Reichmann, estoy asombrado con su curriculum.Gracias pues por la cita.
En cuanto a las afirmaciones de la insostenibilidad de una cantidad determinada de población, siempre se han quedado rápidamente desfasadas porque no se pueden anticipar las tecnologías que dan saltos cualitativos en nuestra alimentación o consumo de energía.
Hay un cuento de I. Asimov en el que exterminamos a todo el resto de seres vivos excepto a las algas que llenan los mares para alimentar a 10 veces más seres humanos de los que cita arriba, esperemos que no sea profético.
Saludos.