Algunas veces lo sospecho : los libros están animados y proceden de una forma misteriosa,te llaman, susurran, empujan ... consiguen colarse entre las estanterías y mover tus intereses sutil y sibilinamente, sin hacer ruido.
Cuando te das cuenta están haciéndose hueco y desplazando al fondo del anaquel a un desgraciado tomo, apenas hojeado tras ser comprado, para quedarse así impunes en primera fila de lectura, sin más mérito para ello que estar en el lugar oportuno en el momento preciso.
Un ejemplo: comentaba hace poco los libros conseguidos en las postrimerías del veraneo y dejé pendiente la procedencia de alguno de ellos.
En este caso 'Countryman', una selección de artículos sobre pintorescos temas relativos a la campiña inglesa, publicado en 1969.¿Qué interés puedo tener yo en este libro?
Primer movimiento, aparentemente azaroso : el buscar libros al tuntún, más que nada por dar uso a mi recién adquirida condición de socio de BICA.
Segundo paso: Encaminarme hacia una buena biblioteca.
Tercer paso: una vez allí, pararme en la excelente sección de ciencia ficción y fantasía que tienen.
Cuarto paso : lo recuerdo, estoy leyendo un libro de ciencia-ficción, 'Lágrimas en la lluvia' (me ha parecido una buena novela policiaca la de Rosa Montero, una vez leída) .Decido coger algo de otro género.
Quinto paso: subir desenfadadamente al segundo piso. Me pongo a mirar libros de la sección 'Ciencias puras', matemáticas y toda la pesca.
Sexto paso: el pequeño aleteo de la mariposa desencadena el desenlace. Encuentro 'Cómo cazar a un naturalista aficionado' De Gerald Durrell. Menciona con especial interés los setos de Inglaterra, su interés, condición histórica y como refugio de animales. En particular Los tejones*.
Séptimo : encontrar a 1,5 euros Contryman,en un indio comercio indostaní ,(raramente venden libros de segunda mano, ni de primera) la foto de un gracioso tejón en medio del libro.
Y Countryman se convierte en un feliz libro que debe estar el número alrededor del tricentésimo (este ordinal lo he buscado en RAE) en la cola de lectura.
*No lo he dicho, me parecen unos animalillos la mar de simpáticos y aparecían en la mitad de los cuentos infantiles que tengo.
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