Si FF y yo aún hablásemos

Si FF y yo aún hablásemos lo haríamos de esto, seguro

El Spiderman de Todd McFarlane. 

De sus dibujos minuciosos y exagerados hasta lo grotesco, de sus perspectivas inusuales, de sus guiones pretenciosos y llenos de agujeros.De lo fácil que es ahora reunir una colección completa con las reediciones. Comentaríamos libros y autores, lecturas pasadas y futuras.Y lo haríamos con el sentimiento añejo de volver sobre las cosas compartidas, el calor agradable de recreos a la sombra de un sauce llorón bajo el justiciero sol que anunciaba los interminables veranos adolescentes, estío lleno de delicias impredecibles -más soñadas que reales- un lapso impreciso entre rutinas, entre la vida de niño y la de adulto.
Si FF y yo aún hablásemos lo haríamos en ese espacio intermedio creado por el retorno de las sensaciones de camaradería, en el tiempo suspendido donde lo importante es la memoria común, la experiencia revivida, donde predomina el recuerdo y el presente se inmiscuye cuando habla de sus preocupaciones y logros profesionales intentando hacer valer el dominio del 'ahora' sobre el rejuvenecido recuerdo de las alegrías y penas de los tiempos idos.
Si FF y yo aún hablásemos dominarían las aficiones a la necesidades, los breves gozos pasajeros a la obligada lucha por el pan, los colores y sabores de lo efímero a lo rotundo y nutricio del pan de cada día...

Claro, eso sería si FF y yo aún hablásemos.