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martes, 22 de julio de 2014

La relatividad de la inteligencia

'He llegado a la conclusión, después de conocer a muchos investigadores de éxito en muchas disciplinas , que el científico ideal es listo solo en un grado intermedio: lo bastante brillante para ver lo que puede hacerse pero no tanto como para aburrirse haciéndolo.Dos de los científicos más originales e influyentes que han obtenido el premio nobel y sobre los cuales dispongo de dicha información, un biólogo molecular y un físico teórico, tenían un IQ en la parte baja de la decena de 120 cuando iniciaron sus respectivas carreras (Personalmente, yo tuve que conformarme con un insignificante 123.)'
Edward O Wilson. Cartas a un joven científico.

'La vida de Wilson sería un buen argumento para sus tesis, según la cual entre los seres humanos, igual que entre los caballos de carreras, las características innatas predominan sobre la educación y las influencias del entorno.
[...]Su vida poseía un importante centro de gravedad: podían dejarlo en cualquier punto del ancho y verde mundo de Dios, que él siempre acababa siendo el más listo de la clase.Esta trayectoria académica se mantuvo hasta mucho después de que obtuviera los títulos de licenciado y doctor en biología en la Universidad de Alabama, durante los siguientes cincuenta años fue profesor en Harvard.Siempre descolló entre sus pares.Uno tras otro, los grandes eruditos de Harvard -incluido un premio Nobel- vieron con indignación cómo este individuo de Alabama, extraordinariamente reservado y cortés, les hacía sombra a todos.'

 Tom Wolfe.Infoverborrea,polvos mágicos y el hormiguero humano.


2 comentarios:

Sophie dijo...

Estoy más de acuerdo con la segunda carta :)

wraitlito dijo...

Ahí está la ironía del asunto ¿no crees Sophie?
Saludos