Edward O Wilson. Cartas a un joven científico.
'La vida de Wilson sería un buen argumento para sus tesis, según la cual entre los seres humanos, igual que entre los caballos de carreras, las características innatas predominan sobre la educación y las influencias del entorno.
[...]Su vida poseía un importante centro de gravedad: podían dejarlo en cualquier punto del ancho y verde mundo de Dios, que él siempre acababa siendo el más listo de la clase.Esta trayectoria académica se mantuvo hasta mucho después de que obtuviera los títulos de licenciado y doctor en biología en la Universidad de Alabama, durante los siguientes cincuenta años fue profesor en Harvard.Siempre descolló entre sus pares.Uno tras otro, los grandes eruditos de Harvard -incluido un premio Nobel- vieron con indignación cómo este individuo de Alabama, extraordinariamente reservado y cortés, les hacía sombra a todos.'
Tom Wolfe.Infoverborrea,polvos mágicos y el hormiguero humano.
2 comentarios:
Estoy más de acuerdo con la segunda carta :)
Ahí está la ironía del asunto ¿no crees Sophie?
Saludos
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