Estoy leyendo el besteller de Malcolm Gladwell 'La clave del éxito', un libro entretenido y lleno de anécdotas curiosas.
En una vuelta de tuerca sobre los 'seis grados de separación' parece que existen personas a los que llama 'conectores' cuyo don de gente y forma de vida induce nodos donde llegan muchos extremos de la cadena de 'gente que conoce a gente que conoce...' .
Uno de estos conectores, la Sra. Weisberg favoreció una reunión a la que muchos de hubiésemos asistido, aunque fuese para servir los cafés.
'Una vez Weisberg cogió el tren con destino a Nueva York para asistir, llevada por un impulso, a la convención de escritores de ciencia ficción, donde conoció a un joven escritor llamado Arthur C. Clarke. Weisberg le cayó muy bien, y la siguiente vez que pasó por Chicago la llamó "Me llamaba desde una cabina - recuerda Weisberg-.Me dijo"¿Hay alguien en Chicago a quien debiera ver?" Y yo le dije que viniera a mi casa"
[...]Llamé a Bob Hughes , que era una de esas personas que escribía para mi periódico. Le dije : "¿Conoces a alguien en Chicago que tenga interés para Arthur Clarke?"
Y me contestó :" Sí, mujer. Isaac Asimov está por aquí estos días. Y también este otro ... Robert ... Robert Heinlein." Así pues vinieron todos a mi estudio: Después de aquello me llamaron y me dijeron : "Lois..." bueno, no me acuerdo de la palabra que me dijeron. Me habían puesto una especie de apodo.
Algo que tenía que ver con ser el tipo de persona capaz de conectar a otros entre sí" '
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