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miércoles, 30 de mayo de 2007

Ansiedad

A veces me pregunto ¿Por qué?
Quizá la costumbre.
Quizá mera codicia, cierta lujuria.
También me pregunto ¿Cuál será la próxima?
Las veo desde fuera de la cristalera, me devuelven la mirada insinuantes.

Aquí,aquí...

Parecen llamarme sin voz,
Pura fuerza de una imagen.
Brillantes colores,
Lomos aderezados,
Perfiles arrogantes,
Mundos condensados.


Sí,sí ... has adivinado, son las portadas de los libros.

¿Por qué compro un libro que sé que no he de leer ?
¿Por qué me siento mal si lo dejo en el autismo de librería?
¿Por qué vuelvo sobre mis pasos para tomarlo con mimo de la estantería?
¿Por qué los deposito en cajas con culpabilidad cuando los debo recoger?

En fin qué domig...digo miércoles tan melancólico.
Estaba pensando en todos esos tesoros de mis estanterías, esos amigos sabios que esperan o guardaron su conversación maravillosa para otro instante en que mi capricho voluble los reclame. En particular recuerdo una trinidad inacabada:


La enigmática e intensa mirada del genio Gödel desde su atalaya matemática que domina nada menos que dos milenios, ¿Cuántas horas de atenta y frustrante lectura me llevará el desentrañar un q.e.d. cualquiera? ¿Por qué me atenaza el miedo a no comprenderlo pero debo sujetarlo y domarlo teniéndolo en la estantería?¿Es que esto me tranquiliza? '¿Has leído ha Gödel?...precisamente lo tengo en la estantería de lo próximo que leeré' Me suena a excusa.

Excusas que no tengo para tan hermosa invitación como supuso el eterno y grácil bucle GEB, comenzando con una suerte de hermosa parábola condensada en juegos de palabras a los que tan aficionado soy... desde el verano pasado duerme el sueño de los justos en la mesa de noche. Sobre él pasan infinitos amantes esporádicos, algunos de una única y preciosa noche.
Otros de largas e interminables veladas.
¿Me guardará rencor? ¿Volverá la jornada infinita del estío a levantar con suave brisa sus hojas llenas del misterio del conocimiento?

Por último tengo a un verdadero y risueño maestro,
me invita a pasear de su mano, no duda en volver sobre sus pasos condensando con luminosas palabras, pronunciadas clara y alegres, todo aquello que fueron crudas horas de estudio. Me ofrece los viejos paisajes revisitados, nuevas asomadas al viejo mirador donde tantas horas pasé, me regala el texto para las próximas sonrisas de comprensión, me invita a eurekas sorprendidos, a la media risa del ¿Cómo no se me había ocurrido?


¿Cómo pueden esperarme?
¿Cómo puedo hacerlos esperar?
¿Por qué los temo?
Ahí está, otra, esperándome impúdicamente tras las cristaleras, mientras yacen dolorosos en el rincón del olvido, donde evito culpable pasar la vista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya se sabe, como decía Cioran: "Tomo de pie una resolución; me acuesto - y la anulo."

wraitlito dijo...

Ya que mentas a Ciorán, también tengo un libro suyo sin leer. No sé si fue para evitar caer en depresión o por cumplir con su propia cita. ;)
Saludos.