Como a muchos poetas, al físico, por ejemplo, le parece estar buscando la “verdad”. Claro que define la verdad de acuerdo a su propio sistema de reglas, y no piensa mucho en cuáles son éstas. “Por eso acaso se sorprendería tanto como el poeta al saber que algunas de esas reglas tienen que ver con la belleza. Una idea tiene que ser más que cierta, tiene que ser también bella, si ha de causar mucha excitación en el mundo de la física.”*
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Y sin embargo, me encuentro un poco en contradicción, pues sé que los criterios estéticos pueden estar llevando a la ciencia a callejones sin salida.
Por eso estoy esperando el nuevo libro de Sabine Hossenfelder : Lost in Math : ¿Nos ha traicionado el amor por la belleza?
¿Ha perdido el tiempo una generación de físicos cavando en la mina de las matemáticas teóricas de la teoría de cuerdas en busca de una teoría de unificación que no aparece por ningún lado?
¿Aquello del mármol y la madera - las metáforas de los libros de Mikio Kaku - se ha llevado más lejos de lo posible?
En menos de un mes, la opinión de Sabine estará disponible.
Estaré atento.